No sabes si iniciar tu nuevo proyecto laboral como autónomo o sociedad limitada? Para decidir correctamente en esta situación, es necesario tener en cuenta factores como la responsabilidad patrimonial o el dinero requerido para la inversión inicial, entre otros.
En este artículo te explicamos las diferencias entre constituir una sociedad limitada y ser autónomo, así como los beneficios más importantes en cada caso.
Diferencias entre la formalización de una SL y autónomo
La lista de elementos que distinguen las figuras de un autónomo y una sociedad limitada incluye los siguientes puntos.
- La responsabilidad. Sin duda, es uno de los puntos clave para la elección. Ten en cuenta que el autónomo responde con su propio patrimonio ante cualquier deuda generada por la actividad laboral.
En cambio, una sociedad limitada tiene una responsabilidad limitada al patrimonio aportado. Si no ha habido avales personales por parte de los socios, es muy difícil que tengan que responder por su cuenta a las deudas contraídas.
- El capital mínimo para la constitución de la empresa. Si optas por ser autónomo, no necesitas hacer ninguna aportación económica previa a iniciar tu actividad laboral. En cambio, para llegar a constituir una sociedad limitada, es indispensable disponer de un capital mínimo inicial de 3.000 euros. Esto condiciona los recursos del negocio en sus inicios.
- Los costes de gestión. Crear una SL requiere de un proceso más complicado y largo que, simplemente, inscribirse en el régimen de autónomos. Y lo mismo sucede con la gestión general del negocio. En consecuencia, si optas por esta posibilidad tendrás que hacer frente a unos gastos mayores que siendo trabajador por cuenta propia.
- Los fondos a aportar. Los socios de una empresa SL realizan aportaciones al negocio a través de la emisión de participaciones, que no son transmisibles libremente y que no pueden considerarse acciones.
- El pago de impuestos. La fiscalidad de los autónomos se centra en el pago del IRPF, que es una tasa progresiva, y en la liquidación trimestral del IVA. En el caso de una empresa que es una sociedad limitada, se tiene que abonar el IVA, el Impuesto de Sociedades y, además, los impuestos
- que le correspondan por su actividad laboral concreta.
- La posibilidad de acceder a financiación bancaria. El grado de responsabilidad de cada uno de los participantes en una sociedad limitada hace que sea más fácil acceder a ayudas de financiación bancaria. El riesgo al que se enfrentan los autónomos es mayor, por su responsabilidad patrimonial.
- La contabilidad. La gestión de las finanzas en los autónomos significa tener al día los libros de IVA, IRPF, Bienes de Inversión y Operaciones Intracomunitarias. Dependiendo de la actividad que se lleve a cabo, ni tan solo serán obligatorios todos ellos.
Por el contrario, las empresas que funcionan como una sociedad limitada tienen que seguir las directrices del Plan General Contable. También tienen que presentar en el Registro Mercantil de la provincia correspondiente el Libro Diario y los de Inventarios y Cuentas Anuales.
Diferencias jurídicas
El régimen de autónomos y la constitución de una empresa SL también tienen importantes diferencias a nivel jurídico.
Para empezar, el autónomo es una persona física que lleva a cabo una actividad laboral o económica por cuenta propia, de forma habitual. Por lo tanto, el emprendedor es el responsable total del negocio. Además, hay que señalar las siguientes características:
- El autónomo responde de las obligaciones contraídas por la empresa.
- El patrimonio civil y el mercantil son el mismo.
- Únicamente hay que darse de alta en el RETA para empezar a trabajar. Por lo tanto, no hay que pasar por los trámites asociados a constituir una empresa.
Por otro lado, una sociedad limitada se distingue por los siguientes puntos:
- La responsabilidad societaria es la que corresponde al capital que se haya aportado en el proceso de constitución.
- El capital se divide en participaciones que poseen los socios, y que se pueden acumular. No tienen carácter de valor y su transmisión tiene que constar en un documento público.
- El trabajo no se considera un bien que represente una aportación a la sociedad.
Ventajas e inconvenientes de ser autónomo
Cada vez más personas deciden iniciar su propio negocio, y para ello convertirse en autónomos.
La viabilidad de optar por esta modalidad depende de cómo has diseñado tu negocio y de los ingresos que crees vas a tener. De todos modos, para hacer una valoración adecuada de esta posibilidad es importante conocer sus puntos positivos y negativos.
Las ventajas de ser autónomo más destacadas son:
- Se trata de una forma jurídica muy sencilla.
- No necesitas disponer de un capital mínimo para emprender.
- Aunque obviamente necesitarás llevar tu contabilidad, no tendrás que hacerlo acorde con el Código de Comercio, ni comparar tus apuntes contables con los datos del banco.
- No tendrás que informar sobre los resultados de tu negocio.
- Si lo necesitas, puedes contratar empleados, con los derechos y obligaciones que tiene cualquier empresa.
Por supuesto, también debes valorar los puntos negativos que puede representarte el hecho de ser autónomo:
- Tendrás plena responsabilidad ante deudas, lo que expondrá tu patrimonio a pérdidas importantes.
- La fiscalidad de esta modalidad incluye el pago del Impuesto sobre la Renta (IRPF) y del IVA trimestral. Esto puede representar una importante carga impositiva para una sola persona física.
Ventajas e inconvenientes de ser empresa SL
Estás pensando en crear una sociedad limitada para realizar tu actividad laboral? Te ayudará en tu decisión final conocer las ventajas e inconvenientes de ser una empresa SL.
Entre sus beneficios más importantes, destacan:
- No tendrás que responder con tus bienes a las posibles deudas.
- Implica libertad de denominación para la empresa.
- A partir de ciertas cantidades de beneficios del negocio, el Impuesto de Sociedades tiene unos tipos impositivos más reducidos que en el régimen de autónomos.
Por otro lado, debes tener en cuenta que esta figura representa algunos inconvenientes importantes:
- La constitución de la SL tiene un coste inicial elevado, al igual que los gastos de gestión posteriores.
- Tendrás que llevar la contabilidad de manera obligatoria.
- Es necesario aportar un mínimo de 3.000 euros iniciales.
- Implica una fiscalidad más complicada que en el caso de los autónomos.
- No es posible transmitir participaciones libremente.
En definitiva, no existe una respuesta única a la pregunta de si es mejor ser autónomo o sociedad limitada a priori. Tendrás que escoger la modalidad más adecuada a las características de tu negocio, así como al momento de vida en el que se encuentra.